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El hombre arcaico ha frecuentado lo paranormal, ha proyectado su energía psi; ha influido sobre los seres y las cosas de su medio ambiente, ha visto fantasmas y se ha concebido integrando el universo y participando en él.

Se impone entonces, además de la acción agresiva, acentuar la búsqueda en el interior del hombre. El surrealismo se convierte en un centro de experiencias y practica un escepticismo constructivo, teñido de esperanza en la posible evolución del yo. Considera indispensable encontrar el acceso a un grado top-quality de comprensión y se coloca en el terreno de la psicología­ esotérica al convenir que el hombre puede transformarse y alcanzar un nuevo nivel de sí mismo. Si la destrucción de las repeticiones y las reacciones habituales había sido el comienzo de la ascesis, en adelante, habrá que vivir conscientemente y tornar receptivo el espíritu para posibilitar el nuevo nacimiento­.

Pueda yo un día instalarme en esa ciudadela – había escrito–. Sobre las murallas, que me desgarre hasta los huesos, para que el tumulto de los fantasmas ilusorios no penetre en la cámara authentic.sixteen

El componente “primitivo” ha sido contenido y domeñado por convenciones de relativa solidez, de forma tal que la percepción ordinaria nos muestra solamente un mundo parcializado, un mundo de efectos, cuyas causas invisibles se hallan, como intuían los pueblos arcaicos, en otro “plano” de la realidad.

Paul Arnold, que adjudica a Baudelaire una concepción palingenésica basándose en la falta de una strategy concreta del poeta sobre la redención, interpreta la hiperlucidez en el mal, como la posición espiritual elegida para evitar la corrupción del alma que tiende a aliarse más intensamente a la materia. Esta tesis,6 que puede apoyarse analizando algunos poemas de las Fleurs, ha sido desestimada por Crépet que sospecha simplemente una influencia de Nerval. Lo innegable es que a través de muchos poemas –recuérdese la Invitation au voyage de los Petits poèmes en prose– Baudelaire culmina el proceso de su hiperlucidez y convierte su postulación hacia Satán, es decir hacia lo múltiple, en impulso hacia Dios o la Unidad primigenia.

El surrealismo, como actitud de rebelión contra los condicionamientos que cercan al hombre en su inside y exterior, y como impulso para superar el nivel ordinario de conciencia y trascender, se inscribe en la vasta empresa individual y colectiva, que en todas las épocas pugna por hallar el sendero que conduce al conocimiento metafísico, es decir, a la comprensión y a la experiencia inmediata de la Realidad última, que es fundamento y causa del universo y principio y sentido de la vida humana.

Antes que elegir perderse en la Maya, desgarrados por la precariedad esencial, es necesario desembarazarse de los condicionamientos, aclarar el estado de confusión y transformarse psicológicamente mediante una verdadera revolución inside. “Tomar conciencia de que uno está condicionado no tiene sentido más que cuando el hombre se vuelve hacia lo incondicionado y busca la liberación”.nine

El animismo tyloriano, basado en las especulaciones del hombre sobre la muerte y las formas humanas que pueblan las alucinaciones y las representaciones oní­ricas, postula con fuerza de axioma la identidad de la lógica en todos los tiempos y lugares. Lévy-Bruhl, en cambio, señala que las representaciones colectivas serían representaciones cognoscitivas que el individuo adquiere como representante del grupo social, en condiciones especiales que actúan profundamente sobre su sensibilidad.

La totalidad es compleja porque refleja la creación por emanaciones sucesivas y es indivisible por el encadenamiento ininterrumpido de los distintos planos. El bien y el mal, Dios y Satán, son consubstanciales al hombre. Para Baudelaire, Satán no es una fuerza exterior, es una energía abstracta e inmanente que puede paralizar la voluntad y reducir su “elección”. “El cerebro bien conformado –escribe el poeta– lleva en sí dos infinitos: el cielo y el infierno; y en toda imagen de uno de esos infinitos, reconoce inmediatamente la mitad de sí mismo”. El hombre baudelaireano, como lo quiere Sartre,five es la interferencia de dos Get More Information movimientos centrífugos y opuestos, de los cuales uno se dirige hacia arriba y otro hacia abajo. Estos movimientos a los que llama trascendencia y trasdescendencia, utilizando la terminología de Jean Wahl, no son otros que las célebres postulaciones simultáneas: una hacia Dios, otra hacia Satán”. La primera es la espiritualidad que se concreta en un deseo de “subir de grado”, la segunda es la “alegría de descender”. Baudelaire ha elegido la ascesis invertida que por los caminos del vértigo, del tedio y del orgullo puede también llegar a experimentar “la punta acerada del infinito”.

En su espíritu se confunden y agitan restos de antiguas cosmogonías. Impregnado de la gnosis cabalista y obsedido por los grandes mitos, se interna en “esa orilla de la muerte” que es el sueño. Como Nerval, considera que el sueño debe ser capturado, pero el poeta que lo intente se expone a todos los peligros. “Es preciso que el soñador sea más fuerte que el sueño”, para sobrevivir a los graves siniestros que lo acechan en las profundidades.

ten. En nuestra decadente cultura ciudadana ocurre con el término “ensayista” igual que ha sucedido con el vocablo “filósofo”. Pero la naturaleza propia de ambos se distingue tanto por el género funcional controlado por los pares, como por los fines a que tienden los autores, antes a los superiores que permiten crecer a la cultura que a los mediocres o subalternos, que buscan los intereses políticos o sociales en beneficio propio. 

Son siete u ocho que no viven más que para esos instantes de olvido, en los cuales, las luces apagadas, hablan inconscientemente como abogados en plena tierra.

Estas Thoughts se han ido abriendo paso lentamente y han preparado el camino para una nueva comprensión de los mitos. Como afirma Steffens Soler, en un esclarecedor trabajo sobre los tiempos primeros, el mundo mitológico contiene una riquísima substancia espi­ritual, y su trama posee concepciones filosóficas, morales y artísticas que suponen abstracciones de gran poder.

Lo basic del sentido genérico del ocultismo, sin embargo, se debe a Éliphas Lévi y al éxito de su obra, Dogme et rituel de la haute magie (1856). Sostenía que en las doctrinas secretas de los hebreos, caldeos y egipcios se encontraba la solución para el retorno a la unidad de la ciencia y la religión8. Y si volvemos a la línea de los impulsores del valor de lo oculto que se encubre bajo lo normalmente aceptado como significativo –percepción wise, razonamiento e intelección– desde Alberto Magno al abate Juan Tritemio pasando por Nicolás de Cusa y alcanzando en la misma línea alemana a Cornelio Agripa,nine observamos que lo importante no es llegar a intuir o palpar lo que se oculta entre las apariencias, cuanto ahondar eficazmente lo oculto, la naturaleza de lo inmanifiesto.

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